A
raíz de su muerte, me he dedicado a efectuar una cierta encuesta y
son curiosas las posibles divergencias que surgen entre individuos
debatiendo en torno a las ideas que inspiraban a M. Tatcher. Me topo
con individuos con opiniones coincidentes con las doctrinas
tatcherianas aún cuando no las conozcan. Digamos que, existe una
porción de la humanidad que solo cree en su propio trabajo
individual para prosperar económicamente, no aceptando ninguna clase
de injerencia externa que actúe como cortapisa y que, por ende,
desconfía de las instancias gubernamentales; menosprecia todo
trabajo asalariado, subordinado y todas instancias que – como las
sindicales – surgen en consecuencia.
Un
espíritu tal es, al parecer, en principio, el que anima la gestación
de los EEUU. Tanto Franklin como Jefferson abogan por la creación
de un estamento mínimo gubernamental: consideran nociva la
existencia de subsidios o ayudas para la gente de escasos ingresos,
pues – según ellos - fomentan la pereza y la dejadez en los
ciudadanos.
Son
por lo tanto – aun sin ser conscientes de ello – acordes con la
médula del pensamiento de la Dama de Hierro.
Los
partícipes de tal ideología, ubicados en la valoración de la
situación actual de la realidad española, sostienen que sus
penurias son gestadas al ser manirrotos, pensando que las instancias
gubernamentales habrían de resolver tal situación. Y en buena
medida, un segmento importante de la población españolano actuó en
ese sentido. El resultado previsible ha sido dar pretexto a las
autoridades del Partido Popular – seguidores del pensamiento
tatcheriano - para propiciar la muerte
del estado de bienestar español. El desmantelamiento del estado
de bienestar por parte de la Tatcher, mereció
textos detallados. La cuestión es que la aplicación de las
políticas tatcherianas no han resuelto en modo alguno las penurias
de la población española: adelgazar el gobierno y favorecer a las
élites – bajo el supuesto de que ellas incrementarían sus
inversiones en la actividad económica – no ha conducido a tal
resultado; los recursos canalizados hacia las élites españolas se
han derivado hacia el consumo suntuario, las operaciones
especulativas y los paraísos fiscales. Lo que es de temerse es que
todo parece indicar que nuestras autoridades federales y poderes
fácticos pretenden aplicarnos las mismas recetas: adelgazar el
Estado, vender y privatizar todo lo posible. A la mexicana, claro;
no pueden atentar contra los cotos de poder que el sistema ha
prohijado para mantenerse en la cúspide.
Hasta
la próxima, amigos.
ENLACES
TATCHER
neoliberalismo:
http://es.wikipedia.org/wiki/Neoliberalismo
Naomi
Klein. La doctrina del Shock:
http://www.lospuebloshablan.org/?page_id=3496