Allá
por los ochentas del siglo pasado, Cross, Elliott y Roy, en un libro titulado
“Diseñando el Futuro” se aventuraban a plantear una matriz de futuros
alternativos. Los ejes principales que se utilizaban eran, uno, organización centralizada-descentralizada
y dos, visiones optimista-pesimista, involucrando factores como la escala de
los asentamientos humanos, avance de las tecnologías, control gubernamental y
calidad de vida. Dentro de su esquema, ubicaban las propuestas de Iván Illich,
Paul Goodman, Skinner, Buckminster Fuller y Marcuse, entre otros. En ninguna de
estas propuestas el factor financiero adquiere un peso relevante.
Con
anterioridad, para los setentas del mismo siglo, el ciudadano promedio
visualizaba un futuro con mejorías crecientes: se alcanzaban avances
sustanciales en la llamada “Sociedad de Bienestar”, en lo tocante a sanidad,
educación, ocio. Existía movilidad social. Por ello, cabía suponer expectativas
futuras dentro de la misma línea. Pero en ningún momento se otorgaba al capital
un papel predominante en el futuro del planeta.
Para
este 2013, esa matriz del futuro y las expectativas ciudadanas anteriormente
señaladas se desdibujan; se imponen factores como la globalización – el planeta
concebido como territorio sin fronteras para el capital, bienes y servicios,
con excepción de la mano de obra – el predominio creciente de las empresas y
del capital financiero como rectores de la realidad y sociedades humanas, los
gobiernos como meros administradores y la inutilidad creciente de los sistemas
de gobierno elegidos democráticamente. El Consenso de Washington, la
inauguración de la guerra de ricos contra pobres, tal como la denominan Kenneth
Galbraith y Warren Buffett, la implantación de la “Sociedad de Consumo” y sus
formas de componentes de mercadotecnia y publicidad, han llevado a una
concentración creciente del ingreso a favor de las clases opulentas, y a una
despolitización social y deterioro de las condiciones de vida y laborales de
las mayorías.
Lo
llamativo de todo esto es que bajo el mandato de G.W. Bush, se redujeron los
impuestos a las clases de mayores ingresos – acción secundada por los países
desarrollados, de un modo u otro – bajo la premisa de que generaría un “efecto
de goteo” (trickling down) que a través de los incrementos de ingresos en estos
tendría como consecuencia inversiones que conllevarían una mayor generación de
empleo y bienestar para las clases trabajadoras. Décadas de aplicación de esta
política no han generado tales resultados: más bien, han provocado un
incremento exacerbado del consumo suntuario y una acumulación de capitales
ociosos sin sentido. Capitales que migran a los paraísos fiscales. Los únicos
sectores de la economía que experimentan crecimientos son aquellos dedicados al
consumo de las clases altas que no son “per se” generadores de un crecimiento
económico sustancial para los países.
Conscientes
de tal situación – de que esta concentración del ingreso no conduce al
crecimiento económico – un grupo de más de 200 millonarios estadounidenses que
ingresan más de 1 millón de dólares anualmente – han creado el grupo que se
denomina a sí mismo como “Millonarios Patrióticos”. Sostienen como principal
propósito ¡cosa nunca vista! que los grupos de altos ingresos paguen mayores
impuestos. El punto de debate al respecto entre millonarios estadounidenses
está resultando de interés. Contrasta con lo anterior la situación gestada por
Francois Hollande con su pretendida alza impositiva en Francia, que ha tenido
como principal detractor al actor Gerard Depardieu, en un caso que se acerca a
la tragicomedia al serle entregada a éste por Vladimir Putin la ciudadanía
rusa.
Si por
casualidad ganan ustedes más de cosa de un millón de dólares anuales – quieren
seguir el ejemplo de Depardieu - y no están a gusto con la tasa impositiva que
se les aplica y por ello, aspiran a cambiar de país de residencia, en el blog “pasealaredvirtual” les
anexamos el enlace en el que se consignan en detalle los siete países
fiscalmente más benevolentes con las grandes fortunas: República Checa, Costa
Rica, Hong kong, Singapur, Jamaica, San Cristóbal y Nevis e Islas Caymán.
También,
en España, les puede ser otorgado un permiso de residencia si adquieren un inmueble con
precio de más de 160,000 euros.
Así,
como pueden ver, hay que dejar de lado patriotismos y nacionalismos; el dinero
es el que manda: bueno y amable será el país que trate bien nuestro capital.
Hasta
la próxima amigos.
Para “Señales
de Humo”, Emilio Vega Martín.
Enlaces complementarios:
Millonarios alemanes dispuestos a pagar los "impuestos para ricos"
Enlaces complementarios:
Millonarios alemanes dispuestos a pagar los "impuestos para ricos"
No hay comentarios:
Publicar un comentario