Empezaremos
por citar un párrafo de un texto
aparecido en Radio Nederland, de la autoría de su colaborador Pablo Gámez:
“El siglo XXI debe entenderse a partir de la desinformación
como ecuación comunicacional y un ideal superfluo y tramposo de que la
información que se nos brinda es la correcta y creíble. Es una fórmula rentable
y funcional –fundacional para los grandes emporios de la comunicación, esos
grandes magos de nuestro tiempo que tienen la potestad de ocultar y desnudar lo
que ellos quieran que acontezca en nuestra modernidad.”
Tenemos enfrente 2 casos al respecto que podemos juzgar
paradigmáticos: uno es en la sucesión de Benedicto XVI: la demanda de los
cardenales brasileños de que surja a la luz la información sobre la red de
corrupción sexual existente entre cardenales que obligadamente deberá influir
en la citada sucesión y el otro, en torno a la figura de Hugo Chávez. Abordaremos
el segundo, dejando para otra ocasión el fenómeno del caudillismo
latinoamericano centrándonos en sus efectos sobre el desarrollo venezolano.
Probablemente
todos tengamos información sobre el Comandante Hugo Chávez, su trayectoria y
deceso. Asimismo, dependiendo de nuestros prejuicios y afinidades ideológicas
es muy probable que ostentemos opiniones polarizadas en torno a él.
Nada
como la trayectoria del Comandante Chávez para ilustrar la manipulación
mediática. Lo importante es lo que definen los poderes fácticos vía medios de
comunicación. Tampoco hubiera sido importante Chávez si Venezuela no estuviera
asentado sobre un mar de petróleo.
En
Venezuela, antes de Chávez, no pasaba nada: Entre cuartelazos e intentos de
democracia transcurrió la mayor parte del siglo XX; las oligarquías – muy al
modo latinoamericano – seguían enriqueciéndose al tiempo que el número de
pobres se incrementaba; la capital real de Venezuela no estaba en Caracas;
estaba sita en Miami; las petroleras transnacionales sobrellevaban
tranquilamente tal estado de cosas. Hete aquí que arriba al poder un militar de
segundo rango, Hugo Chávez. Después de haber conquistado la presidencia en
1998, sufre la receta usual venezolana – otro cuartelazo – que tiene una
vigencia efímera gracias al apoyo popular que ya goza Chávez y esto no obstante
que los golpistas cuentan con la bendición del FMI, la embajada de los EEUU, el
gobierno español – a la sazón presidido por José María Aznar – y las empresas
transnacionales. Y es que Chávez se ha convertido en un ente incómodo:
aprovechando el boom de los precios del petróleo, se dedica – como nos lo
prometió aquí el Jolopo, que al cabo no cumplió – a “administrar la
abundancia”, derramando sus beneficios sobre las clases populares venezolanas, dejando
de lado al FMI y a otros organismos
financieros internacionales en lo tocante a lo económico, generando
curiosos resultados: James
Carter, antiguo presidente de Estados Unidos, declaró hace poco,que el sistema
electoral de Venezuela era "el mejor de
mundo". En diciembre de 2005, la UNESCO
decretó que se había erradicado el analfabetismo en Venezuela. De 1999 a 2011, la tasa de pobreza venezolana
pasó de un 42,8% a un 26,5% y la tasa de extrema pobreza de un 16,6% en 1999 à
un 7% en 2011. Según el PNUD, Venezuela ostenta el
coeficiente GINI más bajo de América Latina, es el país de la región donde hay menos desigualdad. Según la FAO, Venezuela es el país de América Latina y del
Caribe más avanzado en la erradicación del hambre.
Según los
detractores del Presidente Chávez, los anteriores resultados son fruto de un
populismo exacerbado que tiene, aparte, como resultado, la fuga de capitales e
inversiones extranjeras, que son, como todos sabemos – según dicen ellos - , fuga altamente nociva para el
desarrollo nacional. Lo indicado, por contraparte, es, como se estila según las
recetas del FMI, la aplicación de políticas elitistas que concentran el ingreso
en las élites, para que un día, tal vez, por efecto del llamado “trickling
down” (efecto de goteo o de chorrito) y la caridad, las masas se vean
privilegiadas en lo económico para que ejerzan su poder como consumidores. Al
respecto me pregunto: ¿Acaso que no es el propósito último de la democracia el
mejoramiento de las condiciones de vida de las mayorías?
El problema
fundamental es que los poderes fácticos nos han pretendido vender – vía medios
– la inviabilidad de un modelo de desarrollo que atenta contra ellos. Para un
ciudadano consciente, estar a favor o en contra del modelo chavista, es, en
principio, banal. Lo interesante es que abre otra posible perspectiva alterna
de desarrollo. Lo que resulta interesante es que el chavismo logra avances
sociales que la “democracia” a la occidental pretende buscar y que nunca logra,
abatir la pobreza y reducir los rezagos sociales llegando por el contrario a
convertirse en verdaderas fábricas de pobres. Un tema para pensar.
Así que
¡Cuidado!: seamos recelosos ante la información mediática que se nos brinda.
Hasta la
próxima amigos.
Emilio Vega
Martín.
Enlaces relacionados:
Textos
sobre la personalidad de Chávez: “El enigma de los dos Chávez” de García Márquez; “La Muerte del Caudillo” de Vargas Llosa; o el de Tarik Alí,
“Hugo Chávez y Yo”
Sobre la
situación política herencia de Chávez: Dos textos con visiones encontradas: http://www.attac.es/2013/03/12/venezuela-sin-chavez-politica-por-carisma/
Relación
entre Chávez y los pobres
de EEUU: http://economia.elpais.com/economia/2013/03/07/agencias/1362657745_674831.html
Datos
generales sobre Venezuela: http://en.wikipedia.org/wiki/Venezuela
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