jueves, 13 de agosto de 2009

SdeH 10 ENCICLOMEDIA ¿COMO EDUCAR?


La saga de ENCICLOMEDIA bien pudiera ser descrita al modo de los finados Jorge Ibargüengoitia o Ricardo Garibay; una especie de historia del realismo mágico a la mexicana en la que se mezclan, afanes de modernidad informática gubernamental, corrupción, colonialismo informático, desorden sindical, bajos sueldos magisteriales, etc, etc, etc.
Para nadie escapa la importancia de modernizar el sistema educativo básico nacional, incorporando a él los avances de la informática y el acceso a la Internet. Pero ello implica, para su cabal desarrollo, que sean los docentes y su preparación, el punto de partida. Que sean ellos mismos los que demanden esta puesta al día para mejorar la docencia. Pero por principio, esto no acontece.
La ENCICLOMEDIA surge entonces como una iniciativa gubernamental impuesta desde la cúpula y viciada de origen al entregarse tecnológicamente en manos de Microsoft – que obliga al uso de su software propietario (Windows), que no fomenta el acceso libre a la Internet – encadena el acceso a datos a su enciclopedia Encarta – que por cierto Microsoft anuncia que dejará de existir en Noviembre próximo – soslayando el uso del software libre por parte de programadores nacionales. Obviamente, Microsoft lleva aquí la parte del león. El sistema, tal como está concebido, no fomenta en modo alguno los puntos esenciales del posible avance tecnológico que son, el desarrollo de las habilidades computacionales del alumnado y el proveer del acervo de información que traslade la labor del docente a otro enfoque, para decirlo en palabras de Alejandro Piscitelli, “enseñar a experimentar y a encontrar las cosas, más que enseñar las cosas en sí mismas, puesto que hay herramientas suficientes para que los alumnos las aprendan por sí solos” Memorizar datos y fechas pierde sentido; ser meros repetidores de los contenidos de ENCICLOMEDIA no conducirá a ningún resultado.
Lo anterior, tarea nada fácil para los maestros, que en muchos casos implica el reempezar su proceso formativo, más preocupados – es obvio, dado lo exiguo de sus salarios – en conseguir más plazas como docentes.
Y los que, con la mejor buena fe del mundo, pretenden ceñirse a las reglas del sistema, tropiezan con el hecho, al momento de preparar sus clases desde sus domicilios, conque no pueden acceder a los contenidos de la ENCICLOMEDIA. Esta es la queja más frecuente entre ellos.
Agreguemos a lo anterior que en el ámbito gubernamental ENCICLOMEDIA se ha quedado en el limbo: concebida en principio para 5to y 6to años y en lo futuro para el nivel Secundaria, tropezó con la carencia de servicios de energía eléctrica en muchas aulas y en las que éste existía, con la reticencia de los directores de los planteles a usar el programa con el pretexto de que los equipos se descomponían con el uso. Se llegó en el estado de Sinaloa a prohibir su uso, pues se descubrió que los profesores lo utilizaban para acceder a páginas porno, hecho que fue motivo de nota periodística.
Sumemos al panorama anterior que la Auditoría Superior de la Federación detectó numerosas irregularidades en licitaciones y contratos concernientes al programa, que involucran a numerosos funcionarios a lo que cabe agregar que el autor del software final para la operación del sistema, registró a su nombre el producto informático, cuando este debe de ser propiedad del propio gobierno que lo demandó.
Y para rematar, un estudio encomendado a universidades como Anáhuac y la de Harvard, http://www.jornada.unam.mx/2007/02/28/index.php?section=sociedad&article=041n2soc
detectó numerosas fallas y que el aprovechamiento de alumnos que no contaron con ENCICLOMEDIA fue superior a los que si la tenían.
Ante este panorama, ¿qué hacer? El acuerdo para el mejoramiento de la calidad académica no pasa de ser un mero paliativo. Necesitamos una verdadera revolución educativa, dado que no hay mas camino que la inserción genuina de la tecnología en la educación actual. Pero ¿Cómo?¿Le preguntamos a la líder moral y por añadidura, vitalicia, del Magisterio?

Para “Señales de Humo”
Emilio Vega Martín.