miércoles, 10 de octubre de 2012

SdeH 73 CHATARRA LABORAL ESPAÑOLA


Me encuentro abrumado: esos mismos embates contra los trabajadores que observamos en la nueva Ley Laboral mexicana, se reproducen a nivel internacional. Y conforme me adentro en la lectura de la información proporcionada al respecto por los grandes medios noticiosos, más voy tornándome suspicaz respecto a la veracidad de sus contenidos. Esto por una parte y por otra, el que hagan mutis respecto a noticias que pueden ser verdaderamente interesantes, pero incómodas para los poderes establecidos.
Gracias a la Internet, es que podemos formarnos una idea de lo que acontece en nuestro entorno y que se evidencie, en forma palmaria, el carácter lacayuno de medios que pretenden hacer gala de su independencia ideológica.
Empecemos por los contenidos referentes a la actual crisis española y la ofensiva – de corte orwelliano – emprendida por el actual gobierno central español:
Para los gobiernos del PP, no es relevante atender y resolver los problemas que genera el ejercicio de su gobierno; el motor de su actuación es criminalizar las protestas que generan esos problemas; protestar es un acto legalmente reprobable dado que perturba el orden público. Se procede a identificar a los protestantes; se busca investigarlos para encontrarles flancos que puedan ser objeto de sanción legal. Aquéllos que no se adhieran a las protestas públicas – aun cuando puedan estar de acuerdo con ellas – son calificados por las autoridades como aquiescentes con el proceder gubernamental. La noción de alteración del orden público causada por una elevada concentración de manifestantes, tiene – a juicio de las autoridades actuales – sus  matices: si se trata de una ceremonia litúrgica, folklórica o para celebrar un triunfo deportivo nacional, estos eventos son calificados como moralmente saludables. Por el contrario, si se trata de una protesta ciudadana, se considera como un acto, en todo sentido, moralmente nocivo, que atenta contra el tejido social. Criterios similares pueden hacerse extensivos a la difusión mediática y evaluación numérica de los asistentes. Así, la reseña de la visita de algún dignatario eclesiástico, cuenta con el beneplácito y difusión mediática abundante, con el ensalzamiento del evento y magnificación numérica de los asistentes.
Las autoridades buscan vías para desacreditar y sembrar una imagen de sospecha en torno a los parados motivo de la crisis: se comienza por insinuar que más que parados – merced al cierre de la fuente laboral en la que prestaban sus servicios – se trata de mera holgazanería; se les obliga, para poder acceder al exiguo seguro de desempleo, presenten documentación empresarial en la que se haga constar que han solicitado empleo; tampoco se les acepta fácilmente que hayan rechazado una oferta de empleo que consideren de bajo ingreso – aunque hay que contemplar que en las condiciones actuales del mercado laboral español, es para asustarse que los empleadores pretenden ofrecer 400 euros mensuales (unos 6400 pesos mexicanos) a un profesionista con licenciatura, un posgrado y que domina 2 idiomas.
En resumen, desacreditar al parado, presionarlo para abaratar los costos de la mano de obra. Resultado: propiciar la emigración de la mano de obra calificada – situación que – extrañamente - es aplaudida por los ministros españoles de Educación y Hacienda. En resumen, esto es solo una pequeña parte de que acontece en España y que tan poca difusión tiene en nuestro medio. Tengamos en mente el salario anual actualmente ofrecido a este parado: 4800 euros anuales. Haciendo referencia a la evolución de este monto salarial anual, tengamos presente que para 2007, la mayor parte de este tipo de empleado se ubicaba salarialmente alrededor de los 1000 euros mensuales: se les denominó como mileuristas Desde entonces a la fecha, su ingreso promedio se ha ido reduciendo. En situación similar se encuentran los trabajadores en los sectores educativo, asistencial y de gobierno. Pero ahora, con un 25% de la población laboral en paro, los que aún tienen empleo – aunque sea de 500 euros mensuales, se sienten culpables  por ello. Y otro tanto acontece en Grecia y Portugal. Sería largo enumerar la disminución de prestaciones que acompañan a este deterioro de las condiciones laborales. Para nosotros, se irán viendo reflejadas en lo que se pretende con la nueva Ley laboral. ¿Hasta dónde llegará esta pugna entre trabajo y capital?
Hasta la próxima, amigos.

Enlaces complementarios:
Para Fomentar el optimismo laboral español