Me encuentro abrumado: esos mismos embates contra
los trabajadores que observamos en la nueva Ley Laboral mexicana, se reproducen
a nivel internacional. Y conforme me adentro en la lectura de la información
proporcionada al respecto por los grandes medios noticiosos, más voy tornándome
suspicaz respecto a la veracidad de sus contenidos. Esto por una parte y por
otra, el que hagan mutis respecto a noticias que pueden ser verdaderamente
interesantes, pero incómodas para los poderes establecidos.
Gracias a la Internet, es que podemos formarnos una
idea de lo que acontece en nuestro entorno y que se evidencie, en forma
palmaria, el carácter lacayuno de medios que pretenden hacer gala de su
independencia ideológica.
Empecemos por los contenidos referentes a la actual
crisis española y la ofensiva – de corte orwelliano – emprendida por el actual
gobierno central español:
Para los
gobiernos del PP, no es relevante atender y resolver los problemas que genera
el ejercicio de su gobierno; el motor de su actuación es criminalizar las
protestas que generan esos problemas; protestar es un acto legalmente
reprobable dado que perturba el orden público. Se procede a identificar a los
protestantes; se busca investigarlos para encontrarles flancos que puedan ser
objeto de sanción legal. Aquéllos que no se adhieran a las protestas públicas –
aun cuando puedan estar de acuerdo con ellas – son calificados por las
autoridades como aquiescentes con el proceder gubernamental. La noción de
alteración del orden público causada por una elevada concentración de
manifestantes, tiene – a juicio de las autoridades actuales – sus matices: si se trata de una ceremonia
litúrgica, folklórica o para celebrar un triunfo deportivo nacional, estos
eventos son calificados como moralmente saludables. Por el contrario, si se
trata de una protesta ciudadana, se considera como un acto, en todo sentido,
moralmente nocivo, que atenta contra el tejido social. Criterios similares
pueden hacerse extensivos a la difusión mediática y evaluación numérica de los
asistentes. Así, la reseña de la visita de algún dignatario eclesiástico,
cuenta con el beneplácito y difusión mediática abundante, con el ensalzamiento
del evento y magnificación numérica de los asistentes.
Las
autoridades buscan vías para desacreditar y sembrar una imagen de sospecha en
torno a los parados motivo de la crisis: se comienza por insinuar que más que
parados – merced al cierre de la fuente laboral en la que prestaban sus
servicios – se trata de mera holgazanería; se les obliga, para poder acceder al
exiguo seguro de desempleo, presenten documentación empresarial en la que se
haga constar que han solicitado empleo; tampoco se les acepta fácilmente que
hayan rechazado una oferta de empleo que consideren de bajo ingreso – aunque
hay que contemplar que en las condiciones actuales del mercado laboral español,
es para asustarse que los empleadores pretenden ofrecer 400 euros mensuales
(unos 6400 pesos mexicanos) a un profesionista con licenciatura, un posgrado y
que domina 2 idiomas.
En resumen,
desacreditar al parado, presionarlo para abaratar los costos de la mano de
obra. Resultado: propiciar la emigración de la mano de obra calificada –
situación que – extrañamente - es aplaudida por los ministros españoles de
Educación y Hacienda. En resumen, esto es solo una pequeña parte de que
acontece en España y que tan poca difusión tiene en nuestro medio. Tengamos en
mente el salario anual actualmente ofrecido a este parado: 4800 euros anuales.
Haciendo referencia a la evolución de este monto salarial anual, tengamos
presente que para 2007, la mayor parte de este tipo de empleado se ubicaba
salarialmente alrededor de los 1000 euros mensuales: se les denominó como mileuristas
Desde entonces a la fecha, su ingreso promedio se ha ido reduciendo. En
situación similar se encuentran los trabajadores en los sectores educativo,
asistencial y de gobierno. Pero ahora, con un 25% de la población laboral en
paro, los que aún tienen empleo – aunque sea de 500 euros mensuales, se sienten
culpables por ello. Y otro tanto
acontece en Grecia y Portugal. Sería largo enumerar la disminución de
prestaciones que acompañan a este deterioro de las condiciones laborales. Para
nosotros, se irán viendo reflejadas en lo que se pretende con la nueva Ley
laboral. ¿Hasta dónde llegará esta pugna entre trabajo y capital?
No hay comentarios:
Publicar un comentario