miércoles, 2 de septiembre de 2009

SdeH 11 Radios culturales y comunitarias: el futuro.

En nuestro país, para las instituciones culturales, educativas y comunitarias, contar con un permiso para establecer una radiodifusora, siempre ha sido difícil.
El obtenerlo ha dependido de las veleidades de las autoridades en turno o de situaciones coyunturales.
El espectro radioeléctrico convencional, es rehén de uno de los cotos de poder que se reparten el país. Botín de los dueños de los poderes mediáticos, con la aquiescencia sumisa de las instancias gubernamentales, que sacralizan ese estado de cosas ungiéndolo con la llamada Ley Televisa.
Espectro en el que las radiodifusoras culturales y comunitarias son legalmente inexistentes, impedidas de allegarse recursos vía venta de publicidad y sin embargo, obligadas en lo demás, a acatar normas similares a las que rigen para la radio comercial.

La AMARC (Asociación Mundial de Radios Comunitarias, capítulo México) expone, en un documento, una revisión al estado que guardan las radios comunitarias a nivel internacional, que gozan en lo general, de buena salud y que contrasta marcadamente con el panorama nacional en el que se les condena a la inexistencia tanto jurídica como financiera y tecnológica, contraviniendo todas las recomendaciones que al efecto emiten organizaciones internacionales culturales, jurídicas y financieras.
La represión hacia las radios comunitarias nacionales ha llegado ya a niveles de operaciones policiacas de gran envergadura, como es el caso de una minúscula radio regiomontana, “Tierra y Libertad”, que no obstante haber presentado en 2002 una solicitud de registro “legalmente intachable” al decir de las propias autoridades, es clausurada e incautado su equipo con lujo de violencia – sin haberse contestado su añeja solicitud - en Junio de 2008, y denunciando por la vía penal, a su principal directivo. Y este por no mencionar las decenas de casos similares acontecidos.
Tendremos que elevar ante el Grupo “Prisa”, principal promotor de la bloguera cubana Yoani Sánchez, una solicitud para que premie y eleve a rango de reconocimiento internacional, la labor de esta pequeña radiodifusora, “Tierra y Libertad” que enfrenta mayores dificultades para su tarea que la propia “starlet” cibernética cubana. A ver si nos hace caso este grupo mediático que en otras latitudes se ostenta como adalid de la libertad de expresión y aquí entra en contubernio con el mayor consorcio mediático, feroz perseguidor de todo lo que huela a radios no-comerciales o que pretendan mantener una postura independiente: recordemos el caso de Gutiérrez Vivó o el de Carmen Aristegui.
El futuro de las radiodifusoras culturales y comunitarias. – al menos en nuestro país – parece encaminarse, como única ruta de supervivencia, hacia la transmisión vía Internet, al margen de ese coto mediático, caracterizado por la basura, la chicanería y la sumisión de las instancias gubernamentales en que se ha convertido el espectro radiofónico nacional convencional, máxime que se anuncia su inminente conversión al sistema digital, que se prevée condene a la extinción en su seno a todas las radiodifusoras menores, culturales, comunitarias e indígenas; territorio radial que será entonces parcela exclusiva del oligopolio mediático.
Seguiremos en la próxima colaboración con la reseña de la radio en la Internet.
Para “Señales de Humo”
Emilio Vega Martín.

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