miércoles, 30 de enero de 2013

SdeH 79 MULTITUDES INTELIGENTES


Usualmente asociamos las motivaciones de las multitudes con  motores primarios del ser humano: el temor, los impulsos sexuales, el afán de lucro o el consumo. En ningún momento vinculamos los comportamientos de las masas con la inteligencia. Evocar “Multitudes humanas” nos conduce a asociarlas con Goebbels, propaganda, manipulación, etc. Sin embargo, este concepto se desdibuja cuando nos aproximamos a lo que se ha dado en denominar la “Web 2.0”, conocida por diversos especialistas como el ámbito de las “multitudes inteligentes”. Denominamos como web 2.0, aquella forma de la Internet que permite la interacción de ésta con los cibernautas a través de conexiones con páginas y entre estos. La web 1.0 solo admitía la existencia de software propietarios y conexiones de e-mail, si bien existían los llamados usenet, donde confluían cibernautas intercambiando informaciones y opiniones sobre temas de interés común. En ese momento, escasas aplicaciones ofrecían espacios abiertos de acceso, escritura y producción de contenidos de valor añadido en forma gratuita. La base de participación de los anteriores productos era muy limitada: correos del staff, formularios de contacto y poco más.  En el reino de los software propietarios, los usuarios éramos relevantes sólo como consumidores. Es a partir de los años 2000, que van cristalizando los frutos de una Internet interactiva, que sirve para crear estructuras sociales multitudinarias que gestan importantes capitales culturales de libre aportación y uso: el software libre, la aparición de otras formas de propiedad – los creative commons – los blogs, formas de comunicación como las que gestan los “mobs” en sus modalidades “flashmobs” y “smartmobs”, el P2P de Napster, la Wikipedia, Facebook, Linkedin, Twitter,etc. Y derivados de ella, los BTL (below the line) en la publicidad y la propaganda. En la web 2.0, nos encontramos como multitudes “inteligentes” contribuyen a crear un “capital social” (un bien colectivo generado por el concurso colectivo como la Wikipedia)
La Web 2.0 ha venido a influir decisivamente en las campañas políticas y en la formación y fermento de grupos sociales activos involucrados en tareas de la más diversa índole: los encontramos en movimientos revolucionarios, en causas ecologistas, etc.
Lo anterior nos lleva a poner en duda la idea implícita en la llamada sociedad de consumo; a saber, que somos seres individuales, en eterna pugna con nuestros congéneres, carentes, por ende, de solidaridad. El espíritu que anima la web2 apuesta precisamente a lo contrario: la solidaridad, la gratuidad, el compartir. Se acerca, en su esencia, al mejor espíritu del anarquismo. Debo decirles que a mi juicio, pocos conceptos han sido tan satanizados y desvirtuados como el de anarquismo. Se ha querido circunscribirlo a una mera postura política de negativismo ante cualquier forma de gobierno. Sin pretender extendernos en el punto, podemos partir de lo expuesto por Kropotkin – su principal teórico – en el sentido de que los seres humanos – como muchas especies de animales – tenemos una tendencia natural a la cooperación, para actuar en grupo, sin que para ello sea necesaria alguna forma de gobierno fuera de los acuerdos que se generen en ese actuar. En ese sentido, la forma más frecuente de organización humana lo constituyen las cooperativas en sus diversas formas, de producción, de consumo, etc. Es evidente que tal sistema es denostado tanto por el capitalismo como por el socialismo en su faceta autoritaria, que tienden a refugiarse en una especie de darwinismo chafa, de eslóganes como la supervivencia del más apto como base de la evolución natural y por ende, del egoísmo, la propiedad y una serie interminable de zarandajas.
Volviendo a nuestro tema y en relación con lo anterior, encontramos que todo lo que se está gestando al amparo de la Web2, está impregnado del espíritu anarquista. Otro tanto acontece con los movimientos ciudadanos, que no presentan estructuras jerárquicas ni se acogen a esquemas preestablecidos. Tienen capacidad organizativa elusiva, instantánea, sin cabezas visibles, que no pueden ser coptadas  por los mecanismos de control tradicionales del Establishment. En resumen, verdaderos dolores de cabeza para los sistemas obsesionados por el control de los ciudadano. Digamos, para concluir, que si existen multitudes inteligentes, pero anarquistas. Tal vez por eso son inteligentes.
Hasta la próxima, amigos-
Para “Señales de Humo”, Emilio Vega Martín.
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