miércoles, 28 de marzo de 2012

SdeH 64. MÁS ALLÁ DE “DE PANZAZO”.

El contenido expuesto en el documental “De Panzazo” no ilustra más que una parte del problema educativo. Es en buena medida banal todo el revuelo gestado en torno al film, pues existen elementos previos, esenciales, de los que hay que ocuparse si se quiere abordar cabalmente el panorama. Elementos que ni por asomo son mencionados en el documental.  
La educación nacional se inicia previamente a las aulas, en el hogar y a través de una pantalla televisiva, desde una edad temprana, en una exposición diaria a esa nana electrónica, similar en tiempo, al que vivirán posteriormente, al de permanencia en aulas. Puede asegurarse que el escolar promedio, ya está adoctrinado, antes de su inscripción en el sistema educativo, como un verdadero “homo videns” sartoriano.
Los resultados que arroja la prueba PISA, aplicada en nuestro país, en términos de dificultad de comprensión de lectura y falta de capacidad para el pensamiento abstracto – ejemplificado sustancialmente en las fallas para el razonamiento matemático, casan a la perfección con la visión del “Homo Videns” de Sartori. No cabe entonces, atribuir los males del sistema educativo exclusivamente a la Maestra, su coto de poder, autoridades, alumnos y padres de familia. Ciertamente que es nefasto este sistema decimonónico basado en la repetición y memorización, pero esto no es – reiteramos - sino una parte del problema. Autoridades y docentes apenas están asimilando la idea de que a la escuela no se va a aprender sino a aprender a aprender. Dicho en otros términos: aprender a pensar.    
Para un porcentaje importante de la población nacional, la TV es la nana y compañera permanente, la gran educadora. Nana que modela su visión del mundo; le genera su interpretación de la realidad. Acaba siendo responsable de que este mexicano no pueda desempeñarse airosamente en la prueba Enlace y en la Pisa: le impide extraer una idea comprensible, síntesis de lo que lee y desempeñarse cuerdamente ante algo tan abstracto como un razonamiento matemático, ya se trate de una regla de tres simple o méndiga ecuación de primer grado, sin importar lo sencillas que puedan ser. Citando a Sartori: "La televisión es esencial no porque la vea mucha gente, sino porque el niño que a los tres años empieza a verla tres horas al día obtiene una impresión del mundo a través de la pantalla. Tenemos a un hombre nuevo que pierde capacidad para lo abstracto. La realidad es sólo lo que ve (...). Todos los conceptos abstractos desaparecen y ése es su conocimiento". La importancia adjudicada a la TV en la gestación del imaginario colectivo, se refleja en su papel preponderante en las campañas electorales. Asimismo, el analfabetismo funcional tan frecuente en nuestro medio tiene su estímulo en la observación de la TV.  
Pero todo esto forma parte de otro aspecto troncal dentro de lo educativo – aunque no suele ser visualizado como tal: la educación como consumidores. Este rubro a nuestro juicio debería formar parte de los planes de estudio. El adoctrinamiento televisivo ha sido un campo fértil para el amaestramiento como adquirentes irracionales de bienes y servicios, de notorios efectos nocivos, soslayados por las autoridades educativas:
Por ejemplo, en el campo de la nutrición, solo la ONU se ha atrevido a criticar frontalmente los hábitos alimenticios nacionales gestados por las transnacionales que obtienen sus ganancias con la venta de productos verdaderamente nocivos – pero notoriamente rentables - que propician los índices de sobrepeso, diabetes, hipertensión y otros padecimientos que padece un porcentaje importante de la población. Las autoridades educativas han acometido medrosamente acciones mínimas en la materia. Los referidos estudios de la ONU consignan como se ha ido deteriorando – a partir del TLC, en 1994 – la dieta promedio del mexicano. Ciertamente que tales informes casi no han merecido tratamiento en los medios locales: ¿por qué será? Lo que sí, es que estos reportes no se andan por las ramas y arremeten directamente contra las empresas en cuestión; actitud que ni por asomo secundan las autoridades nacionales.
Así, previo a “De Panzazo”, tendremos que ocuparnos de cómo las generaciones futuras pueden convertirse en un “Homo Videns” Sartoriano desde su más tierna infancia y de cómo pueden llegar a ser esta ruina obesa, diabética, hipertensa, de corto entendimiento, negada para las matemáticas que no puede prescindir de este sentarse mansamente, día a día, frente al televisor.
Para “Señales de Humo” Emilio Vega Martín.
ENLACES COMPLEMENTARIOS:
La jornada: De panzazo o cómo trivializar la educación

No hay comentarios:

Publicar un comentario