Resulta
lamentable que el Gobierno auspicie el denominado programa del “Buen
Fin” simultáneamente a la instauración de la llamada “Reforma
Laboral” que busca convertir el trabajo asalariado en una réplica
del capitalismo industrial del siglo XIX. Abaratamiento de la mano de
obra; desaparición de prestaciones; contratación por empresas
externas (outsourcing) que releva a la empresa de obligaciones
patronales. A la vez que mantiene intocado el sistema mafioso
sindical.
Pero lo central,
es que nos mantengamos dentro del clima de la sociedad de consumo;
que pasemos por alto de dónde obtengamos los recursos necesarios
para mantener nuestro afán como consumidores.
Lo especial en
todo esto es que el incremento de consumo no parece llevarnos a
soluciones social ni ecológicamente sustentables. Sano al respecto
es plantearse las conclusiones a que llegan diversos estudios
respecto a las
limitaciones del crecimiento planetario.
Lo llamativo es
que nosotros – los mayores de 40 años – fuimos educados – al
parecer - bajo otras reglas respecto al consumo; para visualizarlas,
no hay como remitirnos a un texto de Eduardo Galeano, titulado: “Para
mayores de 40”. Creo que tuvimos la fortuna – o la desgracia, no
sabemos – de no haber sido amamantados por los sofisticados
mecanismos de medios y publicidad que corren en estos tiempos.
Tuvimos – por decirlo así – una educación rupestre en la
materia, que ahora nos hace ver como anticuados, demodés, outsiders.
Dice Eduardo
Galeano respecto al nivel de consumo actual: “Lo que me pasa
es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas
por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle
una función o achicarlo un poco”.
Y respecto a lo desechable de los
objetos: ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya
lo sé. A nuestra generación siempre le costó tirar. ¡Ni los
desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las
calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo.
¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las Navidades.
¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las Navidades.
¡Es que vengo de un tiempo en el
que las cosas se compraban para toda la vida!
¡Es más!
¡Se compraban para la vida de los que venían después!
La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas de loza.
¡Es más!
¡Se compraban para la vida de los que venían después!
La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas de loza.
¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo
los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se
oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que
cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.
Todo se tira, todo se desecha y,
mientras tanto, producimos más y más y más basura.
El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.
El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.
De 'por ahí' vengo yo. Y no es que
haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo
educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para
algo', pasarse al 'compre y tire que ya se viene el modelo nuevo'.
Mi cabeza no resiste tanto.
Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real Hasta aquí con el texto de Galeano, que recomendamos ampliamente.
Mi cabeza no resiste tanto.
Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real Hasta aquí con el texto de Galeano, que recomendamos ampliamente.
Yo, acorde con Galeano, tengo un
hornito eléctrico comprado hace 25 años, que con pequeñas
reparaciones efectuadas en un changarro de Santa Tere, se mantiene
apto. Los que efectúan tales reparaciones, me recomiendan que por
ningún concepto vaya a reemplazarlo por uno actual porque esos sí
son verdaderamente desechables.
Concebirnos exclusivamente como una
sociedad centrada en el consumo es notoriamente irracional. No
tenemos más opción que el consumo frugal y responsable, resultante
de una sociedad igualitaria y democrática. Pugnemos por el buen fin
de la sociedad de consumo.
Hasta la próxima, amigos.
Para “Señales de Humo”
Emilio Vega Martín.
Enlaces recomendados:
http://juanserrateo.blogspot.es/
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